
BARROCO
La arquitectura barroca en España
La corona española no estaba para demasiados gastos, siglo de crisis generalizada en la Península; por eso se ha generalizado el uso del ladrillo como material de construcción y que no sean abundantes las obras monumentales.
Distinguimos tres períodos - estilos en la arquitectura barroca española:
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El primer periodo abarcaría hasta el segundo tercio del S. XVII, se vivirá todavía la influencia herreriana, con planta renacentistas y de gran sobriedad decorativa.
Siendo sus principales representantes Juan Gómez de Mora (1586-1648) autor de: el convento de la Encarnación (1611-1616), por encargo de Felipe III, construyó la Plaza Mayor de Madrid (1617-1619), de planta rectangular, cerrada con pórticos y una balconada de tres pisos, realizada en estructura de madera cubierta de ladrillos, hoy solo conserva del original la parte baja, pues el resto se destruyó en el incendio de 1672.
Los jesuitas Pedro Sánchez (1569-1633) y Francisco Bautista (1594-1679), construyen la catedral de San Isidro de Madrid (1622), la planta sigue al igual que la Clerecía de Salamanca, el modelo creado por Vignola en la iglesia del Gesú de Roma, sobresale la decoración en la fachada de órdenes gigantes superpuestos y en el interior la cúpula encamonada.










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El segundo periodo abarcaría hasta el final del s. XVII, prolongándose al siglo XVIII en algunas zonas periféricas, desde mitad de siglo se abandona la austeridad herreriana y se enriquece la decoración con elementos naturalistas (guirnaldas de frutas, cartelas de hojas carnosas), esculturas en relieves y frisos, elementos abstractos (placas recortadas sobrepuestas, molduras partidas, baquetones quebrados o mixtilíneos), las plantas siguen siendo muy sencillas pero en los alzados (torres y cúpulas) aparecen una mayor variedad.
Alonso Cano (1601-1667), con el que se inicia la tendencia del segundo periodo, realiza la fachada de la Catedral de Granada (1667), con tres arcos que medio punto, que cubren el paramento rehundido, formado por dos cuerpos, el inferior con puerta de arco de medio punto y óculo, y el superior con óculos, utilizando pilastras de orden gigante y medallones como elementos decorativos.
A José de Churriguera (1665-1725) se debe el Retablo de S. Esteban de Salamanca (1693), formado por grandes columnas salomónicas, recubiertas de elementos decorativos de frutas, usa además molduras partidas, baquetones ondulantes, hornacinas con figuras, una decoración donde abundan los dorados juntos a zonas policromadas. Se trata de un estilo fundamentalmente ornamental, recargado y exuberante denominado “churrigueresco”.
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El último periodo que se desarrolla a lo largo del S. XVIII se caracteriza por reunir un grupo de construcciones en el que se mezclan las influencias italianas y francesas, sin ninguna conexión con el estilo del periodo anterior.
Se inicia con la obra de Teodoro Adermans (1664-1725) el Palacio de San Ildefonso de la Granja (1721), que plantea un esquema cuadrangular con torres, posteriormente fue modificado por Juvara y Sachetti (1736) responsables de la fachada principal, que sigue el modelo de Versalles con extensos jardines de trazado geométrico y fuentes.
Francisco Carlier, construye la Iglesia de las Salesas Reales (1750-58), con una fachada sencilla pero una rica ornamentación interior.

















